Sin referencias a temas delicados y con un discurso de agradecimiento y despedida, el cardenal Ricardo Ezzati, uno de los principales jerarcas de la Iglesia chilena, dejó su cargo ayer tras semanas marcadas por escándalos por varias acusaciones de encubrimientos de abusos sexuales.
Luego de unas semanas especialmente convulsas y difíciles para Ezzati y luego de que el papa Francisco aceptara su renuncia el sábado, el Arzobispo de Santiago dejó oficialmente su cargo en la homilía del domingo y se lo traspaso a Celestino Aos, nuevo administrador designado por el pontífice.